martes, 12 de mayo de 2015

IRENA SANDLER, ANGEL GUARDIAN DEL HOLOCAUSTO

(1910-2008) Esta heroína silenciosa de la Segunda Guerra Mundial, fue enfermera y trabajadora social polaca católica.
Ayudó y salvó a más de dos mil quinientos niños judíos condenados a ser víctimas del Holocausto, arriesgando su propia vida.
"La razón por la cual rescaté a esos niños tiene su origen en mi hogar, en mi infancia. Fui educada en la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin mirara su religión o su nacionalidad."
Cuando Alemania invadió Polonia, Irena trabajaba en los comedores comunitarios de la ciudad. Allí alivió el sufrimiento de miles de personas, tanto judías como católicas. Gracias a ella, esos comedores no sólo proporcionaban comida para huérfanos, ancianos y pobres, sino además; ropa, medicina y dinero.
En 1942 los nazis crearon un Gueto en Varsovia e Irena , horrorizada por las condiciones en que se vivía allí, se unió al Consejo para la ayuda de judíos, Zegota.
"Conseguí para mí y mi compañera, identificaciones de la oficina sanitaria, una de cuyas tareas era la lucha contra las enfermedades contagiosas. Como los alemanes tenían miedo de que se desatara una epidemia de tifus, toleraban que los polacos controláramos el recinto."
Cuando Irena caminaba por las calles del Gueto, llevaba un brazalete con la estrella de David, como signo de solidaridad. Se puso en contacto con familias ofreciéndose a llevar a sus hijos fuera del Gueto. Si los niños permanecían allí, morirían.
A lo largo de un año y medio, logró rescatar más de dos mil quinientos niños por distintos caminos: los sacó en ambulancias como víctimas del tifus; luego en cestos de basura, cajas de herramientas, cargamentos de mercancía, bolsas de papas...En sus manos cualquier elemento se transformaba en una vía de escape.
los nazis supieron de sus actividades. En 1943, Irena fue detenida por la Gestapo. Fue brutalmente torturada. Le rompieron los pies y las piernas, pero no su voluntad.Como consecuencia de este martirio, en su ancianidad y hasta la muerte estuvo encadenada a una silla de ruedas.
Soportó el suplicio que le infligieron los nazis sin traicionar a sus colaboradores ni a los niños que ocultó.
Fue sentenciada a muerte. Mientras esperaba la ejecución, un soldado alemán se la llevó para un interrogatorio adicional. Al salir, le gritó en polaco "¡Corra!". Los miembros de la Zegota habían logrado detener la ejecución sobornando a los alemanes.
Irena,sin amedrentarse, continuó trabajando con una identidad falsa.
Al finalizar la Guerra, esta increíble mujer, le entregó una lista con los nombres de los niños rescatados al "Comité de salvamento de los judíos supervivientes". Lamentablemente la mayor parte de las familias de los niños había muerto en los campos de concentración.
Los niños conocían a Irena por su nombre clave, "Jolanta". Pero años más tarde, cuando su foto salió en los periódicos destacando su labor  y luego de ser premiada por sus acciones humanitarias durante la Guerra, un hombre la llamó por teléfono y le dijo: "Recuerdo su cara, usted es quien me sacó del Gueto."
"Esos actos fueron la justificación de mi existencia en la tierra y no un título para recibir la gloria."
Ni la ferocidad nazi ni el oscurantismo comunista, lograron borrar de la historia a esta mujer indómita que luchó por sus convicciones con valentía y honor, iluminada por la humildad y el amor desinteresado.
"Podría haber hecho más. Este lamento me seguirá hasta el día que muera."

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