jueves, 23 de abril de 2015

MARIQUITA SANCHEZ DE THOMSON, UNA MUJER CON CABEZA DE VOLCAN

Nació en Buenos Aires el 1 de noviembre de 1786. Sus padres fueron el granadino Cecilio Sánchez de Velasco y su madre la porteña Magdalena Trillo.
Antes de cumplir los quince años se enamoró de su primo Martín Thomson.
A pesar de la oposición de sus padres y de los prejuicios de la sociedad pacata de la época, se comprometieron.
Empecinada, se presentó al Virrey Sobremonte para que dejase sin efecto los arreglos que había hecho su madre para casarla con Diego del Arco.
Cerca de un año después de iniciado el juicio, los enamorados obtuvieron la autorización y la boda se realizó en julio de 1805A partir de entonces, la vida de Mariquita estuvo liagada a los acontecimientos públicos.
Abrazó con fervor la causa de la libertad y colaboró en todas las empresas patrióticas de la Revolución de Mayo.
Su casa de la calle Umquera, más conocida por todos como "del Empedrado" acogió a las personalidades del momento, atraídas por la hospitalidad espiritual de la dueña. Los problemas políticos más delicados eran debatidos allí, lo mismo que los temas literarios. En ese célebre salón se cantó por primera vez la "Marcha Patriótica", actual Himno Nacional, un 14 de mayo de 1813.
Tuvo cinco hijos: Clementina, Juan, Magdalena, Florencia y Albina.
En 1817 murió su amado marido. Había sido enviado por el gobierno a Estados Unidos y en el viaje de regreso falleció.
En 1820 contrajo nuevo matrimonio, esta vez con Washington de Mendeville, francés expatriado. No fue feliz a su lado. La conducta de este hombre le deparó muchos sinsabores, que terminaron en separación, disimulada por las funciones diplomáticas que Mendeville ejercía fuera del país.
Muchos años más tarde Mariquita reveló en una carta a Juan Bautista Alberdi las miserias de su vida con su segundo marido.De este matrimonio tuvo tres hijos: Julio, Carlos y Enrique.
Durante el gobierno de Rosas se exilió en Montevideo a pesar de la vieja amistad que existía,pues tomó partido por los opositores al régimen rosista.
Luego de la Batalla de Caseros retorná a Buenos Aires dónde volvió a brillar como antaño.
Mamita Mendeville, como la apodaban sus nietos falleció en 1868,a sus casi 82 años.
Con Juan Bautista Alberdi forjó una profunda y sincera amistad que se ve plasmada en el prolífico correo que mantuvieron por años. Estas cartas reflejan la exquisita personalidad de Mariquita, una mujer temeraria, que luchó por sus ideales dentro de una sociedad machista. Participó en la política a la par de los grandes líderes del momento, opinando sin tapujos y con valentía,aunque muchas veces con una dosis de cautela ,pensando en la seguridad de sus hijos y nietos.
Aquí transcribo algunos fragmentos de las cartas de Mariquita a Alberdi , testigos de su espíritu fogoso e inquebrantable: 
                   
Enero 1851
Querido amigo:
                      "Voy a contarle una ocurrencia. Fui a ver a la familia Guitierrez y me hicieron tocar el piano....al recordar a ud. todas convenían que yo tocaba del mismo modo que ud....En mis pesares he tenido días de desesperación, mi corazón como en una prisión y mi espíritu en una completa soledad. Buscando yo misma a encontrar algún lenitivo, alguna distracción, me he reducido al piano y a otros trabajos mujeriles, para los que no tenía simpatías, pero como el despotismo está a la moda, me he despotizado yo misma bordando, haciendo sonseras como colegialas. Y así vamos viviendo, unos ratos como idiotas, otras volando a ls altas regiones del pensamiento, corriendo los espacios, viendo que todo el mundo se afana por mejorar, y cada día peor."


Julio 1852

                "....Cuando me transporto a aquellos tiempos en que con tanto entusiasmo y verdadero patriotismo nos ocupamos de esta infeliz patria destinada...será mejor que no diga lo que siento y quisiera pasar de mi cabeza a la suya. Si tuviera fe de que esta carta a sus manos sin tropiezo, le diría muchas cosas, pero cuando no hay seguridad, ni el pensamiento ni la pluma corren. Empezamos mi amigo un camino de peligros, de espinas y mucho me temo que sea regado de sangre. Mi vidase resume de trabajos, libros y música: mi piano recoge mis l{agrimas muchas veces. Mucho deseo una quintita también, porque gusto mucho de eso, por fuerza más bien que la de una mujer, con la desgracia de tener corazón de mujer, cabeza de volcán y no tener la frivolidad del sexo para distraerme. Vivo una profunda soledad en medio de las más numerosa sociedad...."



Junio 1859

              "..."Mi vida ha sido siempre un tejido de penas y males por esta política. Y a mi vejez veo a mis nietos con el fusil en lo más encarnizado de la guerra. ¡Cuánto daría por irme a Europa! Más que nunca deseo alejarme de mi pobre Patria, porque preveo una terrible y prolongada lucha, cualquiera nos moriremos envueltos en esta misma maldición..."

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