martes, 28 de abril de 2015

MACACHA GÜEMES, PALOMA MENSAJERA DE LA REVOLUCION

María Magdalena Güemes de Tejada (1803-1866)

Nació en Salta, en el seno de una familia acomodada. Fue educada obedeciendo las reglas pacatas de las mujeres de la época, reglas que ella se encargó de romper.
Siempre mantuvo una relación afectiva estrecha con su hermano Martín, con el que compartió desde la infancia, juegos y sueños
Tenía 16 años cuando contrajo nupcias con Ramón Tejada. De esta unión nació una niña que llamaron Eulogia.
Al estallar la Revolución de Mayo se adhirió a la causa independista colaborando con Martín. Montó un taller de costura en su casa y con la ayuda de sus amigas, confeccionaron vestimentas e indumentarias para los soldados.
Dotada de una brillante habilidad política y diplomática, consiguió que se concretara la paz de los Cerillos, luego de la delicada situación surgida entre Martín Güemes y las fuerzas de Buenos Aires al mando del General Rondeau.
Cuando llegó a la provincia la expedición, comandada por Castelli y Balcarce, los hermanos organizaron juntos las milicias de apoyo, que en los años siguientes se convertirían en los célebres "Infernales" de Güemes. Macacha nunca fue la sombra de Martín, siempre estuvo a su lado, sosteniéndolo, infundiéndole confianza.
Dueña de una gran temeridad, organizó una eficiente red de espionaje compuesta por mujeres tan valientes y arrojadas como ella.
Se disfrazaban, seducían, ocultaban papeles en el ruedo de la pollera, montaban a caballo y recorrían largas distancias para obtener información y avisar a sus maridos, hermanos o hijos que estaban en el ejército patriota. Los realistas no podían respirar sin que se enterara una de ellas y se activara la red de comunicación. Este  aparato popular de inteligencia le complicaba la vida al enemigo. Joaquín Pezuela, jefe de las fuerzas realistas le escribió al Virrey del Perú: "...ellos son avisados por hora de nuestros movimientos y proyectos por medio de las mujeres relacionadas con los vecinos de Salta, siendo cada una de ellas una espía vigilante y puntual para transmitir las ocurrencias más diminutas de este Ejército."
Macacha, por su parte, como espía sagaz que era,  asistía a los banquetes y a las fiestas de la clase alta. Allí podía conversar con los oficiales españoles de los que obtenía información valiosa para los patriotas.
Era "ojos, oídos y brazo" de su hermano en la ciudad. Fue capaz de ir sola, embarazada y de noche a galope de caballo por caminos pedregosos, que conocía como  la palma de sus manos, hasta el campamento de Martín para avisarle de alguna emboscada.Tan grande era su amor por él. Ella misma cuenta el impacto que vivió cuando era todavía una niña y su hermano fue llamado a cumplir con sus obligaciones como soldado en Buenos Aires. En su diario expresó: "...nos despedimos con un abrazo interminable."
Participó de forma activa en la guerra gaucha que se organizó para defender la frontera. Cuentan que en una ocasión un escuadrón de gauchos a sus órdenes retrocedía ante un grupo de soldados realistas, ella se adelantó y les gritó: "¡Cobardes, vean como pelean las mujeres de mi tierra!. Empuñó la lanza y se dirigió a todo galope hacia el enemigo. Los gauchos volvieron a sus caballos y la siguieron. Pelearon hasta que no quedó ni un solo soldado realista.
Güemes se encontraba con ella cuando una partida enemiga lo atacó e hirió causándole la muerta días después. Murió en sus brazos.
Macacha continuó participando en los sucesos políticos de la provincia, con la misma audacia que siempre la caracterizó.
Fue muy querida por el pueblo. Generosa y solidaria con los necesitados, que no escaseaban en los tiempos de lucha.
El General José María Paz en su libro "Campañas de la Independencia" la describe como:  "...mujer ambiciosa, intrigante y animosa, al paso que dotada de garbo y hermosura."
Según el doctor Bernardo Frías era: "...arrogante y hermosa, que durante el gobierno difícil de la guerra, habría de llevar la armonía a las pasiones, la prudencia y el acierto en los consejos, la luz en los momentos más delicados del peligro y una sagacidad e inteligencia nobles y generosas en la diplomacia, acompañado todo ello de la seducción y el encanto que se desprenden de la mujer culta e inteligente."
 

                                            "MACACHA GUEMES, MUCHACHA,
                                            FIBRA DE MIEL Y AZUCENA
                                            TUS OJOS NEGROS MOJARON
                                            DE AMOR LA NOCHE SALTEÑA"
                                                                                                           Jaime Dávalos

                                                                                                       

jueves, 23 de abril de 2015

MARIQUITA SANCHEZ DE THOMSON, UNA MUJER CON CABEZA DE VOLCAN

Nació en Buenos Aires el 1 de noviembre de 1786. Sus padres fueron el granadino Cecilio Sánchez de Velasco y su madre la porteña Magdalena Trillo.
Antes de cumplir los quince años se enamoró de su primo Martín Thomson.
A pesar de la oposición de sus padres y de los prejuicios de la sociedad pacata de la época, se comprometieron.
Empecinada, se presentó al Virrey Sobremonte para que dejase sin efecto los arreglos que había hecho su madre para casarla con Diego del Arco.
Cerca de un año después de iniciado el juicio, los enamorados obtuvieron la autorización y la boda se realizó en julio de 1805A partir de entonces, la vida de Mariquita estuvo liagada a los acontecimientos públicos.
Abrazó con fervor la causa de la libertad y colaboró en todas las empresas patrióticas de la Revolución de Mayo.
Su casa de la calle Umquera, más conocida por todos como "del Empedrado" acogió a las personalidades del momento, atraídas por la hospitalidad espiritual de la dueña. Los problemas políticos más delicados eran debatidos allí, lo mismo que los temas literarios. En ese célebre salón se cantó por primera vez la "Marcha Patriótica", actual Himno Nacional, un 14 de mayo de 1813.
Tuvo cinco hijos: Clementina, Juan, Magdalena, Florencia y Albina.
En 1817 murió su amado marido. Había sido enviado por el gobierno a Estados Unidos y en el viaje de regreso falleció.
En 1820 contrajo nuevo matrimonio, esta vez con Washington de Mendeville, francés expatriado. No fue feliz a su lado. La conducta de este hombre le deparó muchos sinsabores, que terminaron en separación, disimulada por las funciones diplomáticas que Mendeville ejercía fuera del país.
Muchos años más tarde Mariquita reveló en una carta a Juan Bautista Alberdi las miserias de su vida con su segundo marido.De este matrimonio tuvo tres hijos: Julio, Carlos y Enrique.
Durante el gobierno de Rosas se exilió en Montevideo a pesar de la vieja amistad que existía,pues tomó partido por los opositores al régimen rosista.
Luego de la Batalla de Caseros retorná a Buenos Aires dónde volvió a brillar como antaño.
Mamita Mendeville, como la apodaban sus nietos falleció en 1868,a sus casi 82 años.
Con Juan Bautista Alberdi forjó una profunda y sincera amistad que se ve plasmada en el prolífico correo que mantuvieron por años. Estas cartas reflejan la exquisita personalidad de Mariquita, una mujer temeraria, que luchó por sus ideales dentro de una sociedad machista. Participó en la política a la par de los grandes líderes del momento, opinando sin tapujos y con valentía,aunque muchas veces con una dosis de cautela ,pensando en la seguridad de sus hijos y nietos.
Aquí transcribo algunos fragmentos de las cartas de Mariquita a Alberdi , testigos de su espíritu fogoso e inquebrantable: 
                   
Enero 1851
Querido amigo:
                      "Voy a contarle una ocurrencia. Fui a ver a la familia Guitierrez y me hicieron tocar el piano....al recordar a ud. todas convenían que yo tocaba del mismo modo que ud....En mis pesares he tenido días de desesperación, mi corazón como en una prisión y mi espíritu en una completa soledad. Buscando yo misma a encontrar algún lenitivo, alguna distracción, me he reducido al piano y a otros trabajos mujeriles, para los que no tenía simpatías, pero como el despotismo está a la moda, me he despotizado yo misma bordando, haciendo sonseras como colegialas. Y así vamos viviendo, unos ratos como idiotas, otras volando a ls altas regiones del pensamiento, corriendo los espacios, viendo que todo el mundo se afana por mejorar, y cada día peor."


Julio 1852

                "....Cuando me transporto a aquellos tiempos en que con tanto entusiasmo y verdadero patriotismo nos ocupamos de esta infeliz patria destinada...será mejor que no diga lo que siento y quisiera pasar de mi cabeza a la suya. Si tuviera fe de que esta carta a sus manos sin tropiezo, le diría muchas cosas, pero cuando no hay seguridad, ni el pensamiento ni la pluma corren. Empezamos mi amigo un camino de peligros, de espinas y mucho me temo que sea regado de sangre. Mi vidase resume de trabajos, libros y música: mi piano recoge mis l{agrimas muchas veces. Mucho deseo una quintita también, porque gusto mucho de eso, por fuerza más bien que la de una mujer, con la desgracia de tener corazón de mujer, cabeza de volcán y no tener la frivolidad del sexo para distraerme. Vivo una profunda soledad en medio de las más numerosa sociedad...."



Junio 1859

              "..."Mi vida ha sido siempre un tejido de penas y males por esta política. Y a mi vejez veo a mis nietos con el fusil en lo más encarnizado de la guerra. ¡Cuánto daría por irme a Europa! Más que nunca deseo alejarme de mi pobre Patria, porque preveo una terrible y prolongada lucha, cualquiera nos moriremos envueltos en esta misma maldición..."