miércoles, 31 de mayo de 2017

ADA BLACKJACK, LA VERDADERA ROBINSON CRUSOE

En 1921, cuatro hombres y una mujer se aventuraron en las profundidades del Artico. Dos años más tarde sólo uno regresó.
Cuando Inuit Ada Blackjack, de 23 años, firmó como costurera y cocinera para una expedición ártica de máximo secreto, su objetivo era simple: ganar dinero y encontrar marido.
Pero sus terribles experiencias constituyen una de las más increíbles aventuras del siglo xx.
Ada nació en Alaska. Se casó  muy joven y dio a luz hijos, sólo dos sobrevivieron. La muerte de su esposo por ahogamiento la dejó desamparada. Angustiada, internó a su hijo en un orfanato y se unió a la expedición a la Isla de Wrangler (Rusia), patrocinada por el gobierno de Canadá con el objetivo de reclamar los derechos territoriales.
Ada no tenía la apariencia de una heroína. De baja estatura, tímida y completamente ignorante del mundo fuera de su Alaska natal. Temía a las armas y a los osos polares. No sabía ni cazar ni vivir de la tierra; tampoco, construir un iglú. Tenía una reputación cuestionable y un hijo enfermo. Fue precisamente por el pequeño por quién se animó a semejante aventura, necesitaba el dinero para su curación.
Los hombres la consideraron un obstáculo y una molestia. Se burlaban de ella, "Nunca lo lograrás", le decían riéndose.
Las condiciones pronto se volvieron malas para el equipo. Llevaron con ellos seis meses de suministros en la teoría de que esto sería suficiente para mantenerlos durante un año mientras vivían de la tierra misma. Pero a medida que el invierno se estableció, fueron golpeados por las dificultades y la tragedia. Los meses pasaban  y comenzaron a morir de hambre, se vieron obligados a racionar sus pocas provisiones. Cuando tres de los hombres hicieron un intento desesperado de buscar ayuda, Ada se quedó en el campamento cuidando al cuarto hombre afectado de escorbuto. Al morir, Ada se encontró completamente sola.
Con valentía y dotada de una férrea voluntad, Ada aprendió a sobrevivir en las condiciones extremas de congelación hasta que fue rescatada en agosto de 1923.
Algunos periódicos la llamaron "La mujer Robinson Crusoe".
Ada invirtió el dinero ahorrado en llevar a su hijito Bennet a Seattle para curar su tuberculosis. 
Volvió a casarse y tuvo otro hijo, Billy.
Ada regresó al Artico, donde murió a los 85 años.
Ada odió el circo mediático que se armó en torno a ella. Excepto por el salario que le correspondió por su participación en la expedición y unos cientos de dólares que obtuvo por pieles de animales que atrapó en la Isla de Wrangler, Ada no se benefició de la publicación posterior de varios libros y artículos publicados sobre tan desastroso viaje.

"Aprendí que el coraje no es la ausencia del miedo, sino el triunfo
 sobre él. El valiente no es quien no siente miedo, sino quien 
 conquista ese miedo".  Nelson Mandela